La competitividad global ha hecho que las telas y el calzado chinos, conocidos por sus precios extremadamente bajos, dominen mercados internacionales, incluidos los de Perú. Aunque esto puede parecer beneficioso para los consumidores por ofrecer productos asequibles, los efectos sobre la industria nacional son preocupantes, especialmente para sectores tradicionales como el textil y el calzado.
Impacto en la industria textil peruana
El sector textil peruano, especialmente representado por emporios como Gamarra, ha visto un impacto directo. Las importaciones de confecciones y textiles chinos crecieron significativamente, alcanzando cifras récord como los 573 millones de dólares en 2022, un aumento del 24.2 % con respecto al año anterior. Esto ha creado una competencia desleal debido a prácticas como el dumping y la subvaluación, donde los precios declarados para importaciones chinas son artificialmente bajos para evadir impuestos. Estas prácticas permiten a los productos chinos ofrecerse a precios que los productores nacionales no pueden igualar
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El resultado es una reducción en la demanda de productos nacionales, obligando a los fabricantes peruanos a bajar sus precios o buscar mercados alternativos. Esto no solo afecta los ingresos de los productores, sino que también pone en riesgo miles de empleos directos e indirectos en el sector textil y de confecciones.
Consecuencias para el sector del calzado
De manera similar, el calzado chino ha inundado el mercado peruano con precios bajos, lo que impacta directamente a los fabricantes locales que no cuentan con la misma capacidad para producir a gran escala. Mientras que las empresas peruanas priorizan la calidad y materiales duraderos, los productos chinos, aunque más baratos, a menudo sacrifican estándares de calidad, lo que genera un mercado de consumo rápido pero de menor valor a largo plazo.
Erosión del valor de las marcas locales
Además del impacto económico directo, la preferencia por productos importados baratos deteriora el valor percibido de las marcas peruanas. Las telas peruanas, como el algodón Pima, conocido por su alta calidad, pierden terreno frente a telas sintéticas más económicas de origen asiático. Esto genera un problema de posicionamiento: mientras los productores chinos ofrecen cantidades masivas a bajo costo, los fabricantes peruanos luchan por destacar el valor artesanal y la calidad superior de sus productos.
Propuestas de solución
Para mitigar estos impactos, se han sugerido varias medidas:
Aplicación de salvaguardias: Proteger la industria nacional imponiendo aranceles o restricciones a las importaciones de productos subvaluados.
Promoción de productos peruanos: Impulsar campañas que resalten la calidad, sostenibilidad y el origen ético de las confecciones y calzados nacionales.
Modernización de procesos: Brindar acceso a tecnología y financiamiento para que las pequeñas y medianas empresas puedan competir con precios y eficiencia.
Regulación estricta de aduanas: Garantizar que las importaciones chinas cumplan con precios declarados reales para evitar evasiones fiscales y competencia desleal.
Aunque los precios bajos de los productos chinos pueden beneficiar a los consumidores a corto plazo, los efectos adversos para la industria textil y de calzado peruana son innegables. Proteger estos sectores no solo es esencial para la economía del país, sino también para preservar empleos y garantizar el acceso a productos de calidad que reflejan el rico patrimonio cultural y artesanal de Perú
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