El sistema de juego 3-5-2 que ha implementado el técnico Jorge Fossati con la selección peruana ha generado amplio debate, especialmente debido a los resultados adversos que sitúan a Perú en la última posición de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026. Este esquema, caracterizado por tres defensores centrales, cinco mediocampistas, y dos delanteros, ha sido cuestionado por no alinearse con el estilo histórico de juego de Perú, que tradicionalmente se ha basado en la creatividad ofensiva y en el uso de extremos habilidosos dentro de un sistema 4-3-3 o 4-2-3-1
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Razones del cambio táctico
Fossati introdujo el 3-5-2 como una extensión de su éxito previo en clubes, destacando una mayor solidez defensiva. En teoría, este sistema permite mayor flexibilidad táctica y el fortalecimiento de las líneas defensivas. Sin embargo, en la práctica, Perú ha mostrado una carencia crítica en la generación de juego ofensivo y en la creación de oportunidades de gol. Durante la reciente Copa América, Perú terminó sin anotar en tres partidos, resaltando la desconexión entre el mediocampo y la delantera, y la falta de un referente ofensivo efectivo
Impacto en los resultados
Históricamente, el fútbol peruano ha sido reconocido por su estilo técnico, con énfasis en el toque corto, el desborde por las bandas y un juego creativo. Este enfoque contrasta con el 3-5-2, que tiende a priorizar la defensa y las transiciones rápidas. Según los expertos, la falta de adaptación al esquema de Fossati podría estar afectando el desempeño del equipo, sumado a lesiones de figuras clave como Gianluca Lapadula y un Paolo Guerrero fuera de ritmo competitivo
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En términos estadísticos, los dos puntos en seis partidos de eliminatorias reflejan la incapacidad de Perú para competir de manera efectiva bajo este esquema. Las derrotas ante rivales directos como Chile y Paraguay han complicado las aspiraciones mundialistas, mientras que el empate ante Venezuela dejó dudas sobre la eficacia del planteamiento táctico
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El debate sobre el estilo
El sistema de Fossati también ha encendido el debate sobre la identidad futbolística de Perú. Durante la era de Ricardo Gareca, la selección encontró un estilo definido que maximizaba las virtudes del talento local, llegando incluso a una final de la Copa América y al Mundial 2018. En contraste, el enfoque actual ha sido descrito como rígido y menos alineado con las características intrínsecas de los jugadores peruanos
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Futuro incierto
Con partidos cruciales el técnico uruguayo enfrenta una presión considerable para revertir los resultados. Fossati ha indicado que no descarta modificaciones tácticas, subrayando que «no hay un sistema mágico». Esto abre la posibilidad de retornar a un esquema más tradicional que permita explotar mejor las habilidades ofensivas del equipo
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El desafío para Perú no solo radica en los ajustes tácticos, sino también en la recuperación de confianza y cohesión dentro del grupo. La continuidad del actual entrenador dependerá, en gran medida, de su capacidad para equilibrar la solidez defensiva con una propuesta ofensiva que permita competir al más alto nivel.
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